Un año después las autoridades chinas apresan a 5 personas por comprarle un riñón a un chico chino que quería dinero para comprar un iPad.

¿Se acuerdan de Zheng Wang? Pues para los que no lo recuerden, se trata del mismo chico chino que hace un año decidió vender uno de sus riñones para obtener dinero para comprar un iPad 2.

Pues bien, un año después tenemos nuevas noticias sobre el asunto, algunas buenas y otras malas. Resulta que a un año de su nefasto negocio, el joven chino ahora sufre de insuficiencia renal y padece todos los síntomas que conlleva dicha enfermedad, con el agravante de que dado el ritmo de deterioro de las funciones renales del riñón que aún le queda, el joven podría eventualmente necesitar un trasplante de riñón y en el peor de los casos hasta morir.

Pero si bien este joven chino por el momento carga con la peor parte, la "buena noticia" es que casi un año después las autoridades chinas han acusado a cinco personas con cargos de lesiones intencionales y tráfico de órganos. El cirujano que realizó la cirugía y otras cuatro personas están siendo procesadas de acuerdo con la agencia gubernamental de noticias Xinhua.

De acuerdo con el informe de Xinhua:

"Uno de los acusados recibió cerca de 220,000 yuanes (unos 35,000 dólares) para organizar el trasplante. El joven chino recibió una paga de 22,000 por su riñón, mientras que el resto del dinero fue repartido entre los otros tres acusados y otro miembro del personal médico."

Ciertamente, en este caso vale decir que más vale tarde que nunca. Y es que a pesar de que ha pasado un año, los acusados se enfrentan a cargos bastante serios. Y dado que la justicia china no se anda con juegos, de ser hallados culpables, los acusados podrían pasarse el resto de su vida en la cárcel, sin mencionar la posibilidad real de enfrentarse a la pena de muerte.

Sin embargo, el problema detrás de esta trágica historia tiene raíces más profundas de lo que se ve a simple vista. El joven chino vivía en Huangshan, una ciudad perteneciente a la provincia de Anhui, una de las provincias chinas más pobres, y en dónde la venta de órganos se ha convertido en una de las formas a las que recurren las personas para conseguir dinero cuando se ven en una situación crítica.

Pero hay algo aun más deprimente, y es que la mayoría de esos órganos no terminan en los cuerpos de otros chinos, sino que muy por el contrario, esos órganos van a parar en manos de los famosos "turistas de trasplantes", occidentales (europeos y americanos) con alto poder adquisitivo que no pueden esperar a por un turno en una lista de espera para obtener un trasplante y que gracias a su dinero, pueden permitirse viajar a China, India y otros países para comprar órganos y hacerse las operaciones necesarias.

A veces no puedo evitar preguntarme si el infierno existe o si en realidad ya estamos todos en él...

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