Según la FCC los teléfonos de Apple y Samsung emiten más radiación de la permitida legalmente
Durante años, los científicos han estado advirtiendo que las ondas producidas por nuestros teléfonos inteligentes podrían poner en peligro nuestro cuerpo. Y la industria, lleva años negándolo.
Lo curioso, es que aun cuando todavía no sabemos las consecuencias reales, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) de Estados Unidos ha querido ser cauta, y han establecido ciertas regulaciones sobre las emisiones de estos dispositivos, por si acaso la comunidad científica termina teniendo razón.
¿Pues sabes qué? Existen marcas y modelos que no respetan en los más mínimo los limites de radiación establecidos por la FCC. Y no son marcas chinas.
Para cuantificar la cantidad de radiación que emite un dispositivo móvil se utiliza la "tasa de absorción específica" o SAR. Depende globalmente de la energía de las ondas en relación con el tejido que atraviesan (o sea, nuestra piel).Y la FCC ha determinado una magnitud máxima para este valor.
Por lo tanto, se supone que todos los fabricantes de teléfonos móviles en el mercado han sido probados para ver si cumplen con el estándar impuesto.
El problema está en que cuando la FFC rehace pruebas en el laboratorio para comprobar los valores enviados por los fabricantes, resulta que en modelos se encuentran con sorpresas desagradables.
De hecho, el Samsung Galaxy S8, por ejemplo, tiene un DAS igual a 8 veces el valor máximo permitido. Y el S8 no es el único que supera los límites, el iPhone 7 y el iPhone 7 Plus también superan notablemente el límite mínimo permitido.
Afortunadamente, la mayoría de los teléfonos entran en un modo económico cuando se acercan a nuestros oídos, gracias a un sensor que reduce las emisiones. Pero este no es el caso de los teléfonos Samsung Galaxy que podrían ser objeto de una investigación más estricta.
Lo triste de toda esta historia es que los modelos más recientes del iPhone siguen estando entre los dispositivos con niveles de SAR más elevados. Están por debajo del límite, pero por muy poco.
Dicho de otro modo, esperemos que los científicos estén equivocados. Mientras tanto, lo mejor sería elegir modelos que emitan menos radiación o en el peor de los casos, mantener los teléfonos lo más alejados posible de nuestras cabezas.