Guerra a la vista. El gobierno chino prohíbe el uso de 10 diferentes productos de Apple en el país
La semana pasada les hablaba de la campaña mediática lanzada por los medios estatales chinos en contra de Apple y sus productos. Y advertía sobre la posibilidad de que Apple terminara recogiendo su tienda y saliendo de China por la misma puerta por la que salieron Facebook, Google y demás familiares.
Pues bien, el gobierno chino ha subido la apuesta en su conflicto tranquilo con los Estados Unidos y las empresas estadounidenses, y ayer decidieron prohibir el gasto de dinero público en 10 productos diferentes de Apple, incluyendo todos los iPads y MacBooks.
En sí mismo, este tipo de medida sería relativamente de poca importancia, pero en realidad es una ofensiva de China contra los productos y empresas estadounidenses, que a su vez se basa en la desconfianza de que tiene el gobierno de Estados Unidos del hardware que realizan las empresas chinas como ZTE y Huawei.
Dicho de otra manera, Estados Unidos desconfía de los productos chinos, y China responde haciendo lo mismo con los productos americanos, que en este caso también se fabrican en China.
Durante los últimos nueve meses, China ha puesto en marcha investigaciones contra Qualcomm (y luego la declararon un monopolio), allanaron las oficinas de Microsoft como parte de una investigación sobre acusaciones similares de dominación del mercado y el abuso, y el software de Microsoft terminó siendo prohibido. Además le dijeron a sus departamentos de gobierno que dejaran de comprar software antivirus de Symantec o Kaspersky Labs. Y ahora Apple se ha unido a la fiesta, y no sé por qué creo que el futuro no pinta nada bien.
Esta campaña en contra de los intereses de estadounidenses se ha visto impulsada tanto por las acusaciones Snowden como por la decisión de Estados Unidos de acusar a funcionarios militares chinos con el delito de espionaje cibernético como parte de su propia ofensiva contra la guerra cibernética.
La presentación de cargos contra cinco funcionarios chinos fue puro teatro, pero los chinos se indignaron, y vieron las acusaciones como un acto de hipocresía flagrante de un país que se dedica a espiar al resto del planeta y a sus propios ciudadanos.
Y como dije antes, también es un poco de venganza por la propia insistencia de los Estados Unidos de que no se podía confiar en los productos de ZTE y Huawei Technologies, debido a sus estrechos vínculos con el gobierno chino. Pues bien, China quiere dejar claro que no se arrodillan ante nadie y simplemente están pagando con la misma moneda.
Al final, esta guerra de sanciones y prohibiciones terminará mal, y sólo espero que esta guerra al final no termine trasladándose a otro escenario.